La fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica son dos enfermedades conocidas como autoinmunes, ya que en su origen se encuentra una reacción desmesurada de nuestro sistema inmune contra nuestro cuerpo. Para que nos hagamos una idea, es algo parecido a una reacción alérgica, en la que el cuerpo reacciona ante algo que a priori no resulta peligroso pero es identificado como tal, lo que provoca una cascada de reacciones biológicas para “combatir” lo catalogado como peligroso.
Sin embargo, aún resulta muy complicado hacer un diagnóstico eficaz y sobre todo poder atribuir una causa objetiva al desarrollo de la misma. Existen casos en los que se trata de eventos identificables, como sucesos estresantes que puedan desencadenar esta reacción o determinadas infecciones víricas, pero en una gran mayoría de casos no se sabe qué ha podido provocar estas enfermedades.
De cualquier manera, el estrés juega un papel fundamental. Esto implica que los estados de estrés prolongados en el tiempo hacen que nuestro cuerpo y mente se encuentren “hiperreactivos”. Y esto es algo que a nuestro sistema inmune le sienta muy mal, ya que también conduce a su hiperactivación, lo cual lleva a un incremento de la sintomatología y un empeoramiento del pronóstico.
Dentro de los síntomas que están asociados tanto a la fibromialgia como al síndrome de fatiga crónica se encuentran, por ejemplo, un cansancio extremo sin causa aparente, hipersensibilidad al dolor, trastornos de sueño, problemas de concentración, atención, memoria o funciones ejecutivas como la planificación, apatía o cierta rigidez muscular o articular.
Existen otras patologías como síndrome de colon irritable o algunos tipos de psoriasis que también tienen como base este “enfrentamiento” entre nuestro propio sistema inmune y nuestro cuerpo y mente. Esto provoca que en ocasiones se manifiesten de unas formas y otras de otra, pese a que en origen compartan problemáticas comunes.
Como hemos comentado, el estrés juega un papel vital en la evolución y el pronóstico de estas enfermedades, por lo que es fundamental trabajarlo en consulta. También que nuestras emociones estén lo más reguladas posibles es importante, ya que esto ayuda a mantener un balance óptimo en nuestro día a día y ante las diferentes situaciones complicadas que podamos tener.
Además, el ejercicio físico también es indispensable. Es cierto que debe ser un ejercicio que se adapte a las circunstancias de cada persona y de intensidad suave, pero es algo que debe necesariamente incluirse en cualquier plan de tratamiento, ya que todo lo referente a la fuerza y el tono de los músculos y a la movilidad de las articulaciones se encuentra afectado en este tipo de patologías.
Por otra parte, es común que se desarrolle un estilo de pensamiento pesimista y una visión negativa y catastrófica del futuro y del propio estado, por lo que también es obligado introducir técnicas y herramientas orientadas a desarrollar una percepción diferente de la realidad en que relativicemos más, sepamos ver lo bueno, no nos centremos exclusivamente en la enfermedad y tengamos espacio para poder también disfrutar de lo que nos guste. Además, la atención normalmente se encuentra enfocada en “lo que se ha perdido”, “lo que nos duele”, negando espacio para poder disfrutar de cosas que aún podemos tener.
A veces también es necesario intervenir en algunas funciones que, como dijimos previamente, pueden estar afectadas como la planificación, la concentración, el aprendizaje y la memoria… todo ello con una apropiada evaluación neuropsicológica por parte de profesionales especializados.
En conclusión, la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica son patologías que deben ser correctamente diagnosticadas y tratadas, ya que son altamente incapacitantes e influyen de forma insidiosa y muy significativa en todas las actividades que desarrollamos en nuestro día a día. Desde la Psicología Sanitaria, la Neuropsicología y la Terapia Ocupacional, con el apoyo también de otras especialidades sanitarias, es posible brindar un tratamiento específico para paliar los síntomas y ayudar a desarrollar una vida lo más satisfactoria posible.
Al contar con estas especialidades, nuestra clínica CogniVita, centro de psicología y rehabilitación en Zafra, cuenta con todas las garantías para poder abordar esta problemática con plena garantía.